En México, de acuerdo con el artículo 2° de la Ley General de Asentamientos Humanos, Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano (LGAHOTyDU), define como movilidad a “la capacidad, facilidad y eficiencia de tránsito o desplazamiento de las personas y bienes en el territorio, priorizando la accesibilidad universal, así como la sustentabilidad de la misma”.

La mayoría de las personas perciben que sus viviendas se encuentran lejos o muy lejos del trabajo, lo que crea barreras para los flujos de personas y materiales. Si a esto le sumamos las pérdidas económicas por congestión, costos de salud, accidentes y daños ambientales, estamos hablando entonces de un verdadero problema, por lo cual todas las ciudades deberán implementar una estrategia de movilidad urbana sustentable.

La Movilidad Urbana Sustentable (MUS), como su nombre lo indica, es la posibilidad de trasladar las personas o mercancías de un lugar a otro y en dónde los medios y formas de traslado deben ser incluyentes para todos los sectores de la población, accesibles y equitativas para todas las clases sociales; se realicen en tiempos que no afecten la productividad de la ciudad; hagan un uso racional de la energía necesaria para su motricidad; y que no sea una amenaza para la salud humana y ambiental por la emisión de contaminantes.

La elaboración de un Plan Integral de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS), debe tener como eje rector la seguridad del peatón, generar alternativas al uso del automóvil, promover viajes no motorizados o en transporte público e impulsar el ordenamiento del transporte de mercancías, racionalizando su circulación urbana y sus sistemas de distribución y puntos de intercambio.