Escrito por el Mtro. Manuel González Sosa.
Existe la preocupación de que las
políticas de biocombustibles que usan granos u otros cultivos alimentarios como
materia prima aumenten los precios de los productos básicos y contribuyan a un
aumento de la inseguridad alimentaria en todo el mundo. Hay muchos factores que
contribuyen al aumento de los precios de los alimentos, como el precio del
petróleo, pero a pesar del uso mundial del etanol, menos del 5% de
la producción mundial de granos se utilizan para producir combustibles
renovables. Además, los avances tecnológicos y mejores prácticas de producción
han hecho que se produzca más con menos, diversificando mercados y aumentando
los ingresos en el sector primario.
Para tener más claro este tema es
necesario entender los diferentes puntos de vista existentes y crear un
criterio basado en análisis y estudios.
Global Change Biology (2017)
menciona que análisis globales simplistas y titulares amarillistas culpan a los
biocombustibles por la inseguridad alimentaria, se desconocen sus verdaderas
intenciones, pero engañan al público y a los formuladores de políticas, porque
oscurecen las verdaderas causas de la inseguridad alimentaria y hacen que se
ignoren las oportunidades para que la bioenergía contribuya a las soluciones. El
monitoreo y análisis sistemáticos y la mejora continua son esenciales para
construir sinergias que ayuden a la sociedad a satisfacer equitativamente las
crecientes demandas tanto de alimentos como de energía.
Hecht AD, Shaw D, Bruins R et al.
(2009) indica que correlaciones a corto plazo a menudo se citan como evidencia
de los impactos negativos de los biocombustibles en la seguridad alimentaria versus
tendencias a largo plazo que muestran lo contrario. Muchos estudios atribuyen
los picos de los precios de la comida que existieron en 2008 principalmente a
otros factores tales como precios del petróleo, crecimiento económico, tipos de
cambio de divisas, y políticas comerciales. La especulación en productos
alimenticios también contribuyó a los picos de precios en 2008 y 2011. Las
correlaciones no persistieron ya que el consumo mundial de biocombustibles
siguió creciendo y los precios de los cereales cayeron o mostraron patrones
distintos en los últimos años impulsados por el precio del petróleo,
políticas agrícolas nacionales y tipos de cambio. La capacidad de los biocombustibles
para ayudar a equilibrar el mercado de productos básicos ha sido demostrada por
la industria brasileña de azúcar y etanol. De manera similar, la legislación
aprobada del etanol estadounidense en parte debido al reconocimiento de la
capacidad productiva de maíz.
Por otro lado, Malins, C. &
Cerulogy. (2017) precisa que los biocombustibles si afectan en el precio de los
alimentos básicos, y que los coproductos de la producción de etanol no
contribuyen lo suficiente para satisfacer la demanda de alimentos, ya que con
la evidencia disponible no es posible afirmar que los biocombustibles aumentan
la seguridad de los alimentos debido al papel de los coproductos: el impacto en
la seguridad alimentaria se reduce por los coproductos, pero no la elimina. Menciona
que generalmente se da por sentado que la demanda de biocombustibles tiende a
aumentar los precios de los alimentos. Esta suposición es estándar en el
análisis de inversores de productos básicos alimentarios, ya que sigue
simplemente los principios básicos de economía. Indica que seria mucho más
productivo para todos los involucrados una discusión basada en evidencia sobre
cómo se espera que sea el impacto en la seguridad alimentaria, cómo se compara
esto con un impacto razonable de los beneficios de la política de
biocombustibles, y cómo los mecanismos de apoyo a los biocombustibles podrían
ser reformulado para reducir la presión sobre los mercados de alimentos,
especialmente si se aproxima una crisis. Sin embargo, reconoce que hay poco
acuerdo sobre la fracción precisa de los aumentos de precios que debe
atribuirse a la demanda de biocombustibles.
En la actualidad muchos países utilizan
sus excedentes de materia prima para producir biocombustibles, mejoran tecnologías
para producir etanol de forma más eficiente y con materias primas no
alimenticias, tienen políticas de producción de etanol según inventarios y
precios de la canasta básica, etc. Otro tema interesante a analizar es el
verdadero impacto de los coproductos de la producción de etanol como el DDG,
que veremos más adelante. La evidencia actual muestra poco o nulo impacto de
los biocombustibles en los precios de los alimentos, pero hay que estar atentos
a toda evidencia que pueda surgir y no cerrarnos a una opinión.
Fuentes:
- Global Change Biology. (2017). Reconciling food security and bioenergy: priorities for action (N.o 9). John Wiley & Sons Ltd. https://doi.org/10.1111/gcbb.12366
- Hecht AD, Shaw D, Bruins R et al. (2009) Good policy follows good science – using criteria and indicators for assessing sustainable biofuel production. Ecotoxicology,18, 1–4.
- Malins, C. & Cerulogy. (2017). Thought for food. A review of the interaction between biofuel consumption and food markets http://www.cerulogy.com/wp-content/uploads/2017/09/Cerulogy_Thought-for-food_September2017.pdf